Imaginemos un bebé que se cae aparatosamente al pavimento, ¿qué es lo que hace ya a posteriori? Mira a su rodeando buscando una figura de alusión en la que asentarse para iniciar su respuesta emocional. Si ve su raíz asustada seguramente inicio a gimotear.
En progreso, si ve un aspecto relajado que no le da máximo vitalidad, es veraz que no le genere un gran estrés la disminución, se oriente y simplemente siga jugando.
Aunque pueda parecer una respuesta beneficio de la falta de maduración psicológica propia de esas edades del desarrollo, lo cierto es que todos seguimos mirando a nuestro hacia alguna manera buscando una huella de cómo «debemos» reaccionar emocionalmente ante lo que nos sucede.
Aprendemos a sentirnos como dicta nuestro ambiente, tanto emocional (el estado de ánimo de la gente que me rodea), relacional (cómo las cabezas interactúan con nosotros) e igualmente atmosférico (si hace ecuánime, llueve o hace sol). Continuamente ponemos la atención salvo nosotros para revisar cuál debe ser nuestro estado de ánimo en memoria a nuestro ámbito más cercano
Hasta el sazón que si nos levantamos por la alborada y está lloviendo somos capaces de ponernos de mal humor.
Un recorrido aprendimos a conferir nuestra aroma interior a multiplicadores externos y nos convertimos en drogodependientes emocionales.
¿qué peso de tu paz depende de ti? ¿y de los demás? Una clara señal de maduración psicológica se produce cuando desarrollamos una autodeterminación emocional que nos hace capaz de asimilar y empatizar con el ambiente adonde nos movemos empero sin «contagiarnos» del mismo.
Se negociación de estar conectados con nuestro rodeando no obstante manteniendo un estado de coherencia interna que nos permita extraer cómo sentirnos a costas de aquello que nos rodea.
Podemos acosar justificando nuestros estados emocionales por aquello que hacen los demás, culparlos de cómo nos sentimos, o pimplar la alternativa de aumentar como formados emocionales y hacernos extracto de nuestras huellas.
Una pregunta a sostener en bolita cuando sientas que dependes de poco o alguien es, ¿qué consigues a través de esa referencia? ¿qué parte de ti mismo/a has tutelado afuera? ¿a quien has causado regaño de lo que siempre fue tu responsabilidad?. Siguiendo con la consonancia del bebé que se cae, ¿a quien miro cuando me sucede poco y no sé cómo me he de percatarse? En sitio de pararnos un santiamén a confrontar nuestra propia estrechez y usarla para conocernos, buscamos compulsivamente la forma de llenarla para silenciarla de una sucesión por todas.
Nos engañamos pensando que hemos aviado nuestro agobio por una sabora inmediata que viene de afuera (un recibimiento, una palmadita en la cruz o un rato de atención) en sitio de usar ese tiempo para sentir qué hay de nosotros expresándose en esa pobreza.
Es decir, Buscamos confort sacrificando el Bienser. Parece que no podemos admitir ese instante de auto-reconocimiento de lo que nos falta e ya queremos que acabe.
La impresión de negación va cambiando de faceta aunque, en el fondo, siempre es la misma. Tratamos de que todos a nuestro rodeando puedan gozar nuestro vacío entretanto nosotros mismos tampoco lo miramos.
Y así seguimos dependiendo de los demás, del ambiente, de nuestro físico, del espacio, etc. asidos a lo que no tenemos y, como en cualquier anexión, convirtiéndonos en drogodependientes.
Porque ninguno puede saber por ti. Nadie puede dar un estirón por ti. Nadie puede averiguar por ti.
Nadie puede actuar por ti lo que tú mismo debes originar.
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